Los objetos de un museo son dadores de información, mensajeros de la historia, documentos y portadores de significado. Desde esta perspectiva, el Museo del Holocausto de Buenos Aires, que preside Marcelo Mindlin, empezó a exhibir una Torá, que despliega los siglos recorridos hasta el día de hoy. A días del 75° aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz, jóvenes argentinos judíos y musulmanes encontraron lugar en el Museo, para reunirse en pos del diálogo y la erradicación de los prejuicios.

En esta línea, Guido Edul, miembro de la comunidad islámica en Argentina, destacó: “Se demostró que el diálogo construye puentes, destruye prejuicios”. Y agregó: “como musulmán me siento feliz y honrado en generar esta convivencia y esta apertura entre judíos y musulmanes”.

 

La historia de la Torá

La Torá o Sefer Torá, es un rollo de pergamino que contiene el Pentateuco o cinco libros de Moisés escritos en hebreo. Está cosido y enrollado entre dos parantes de madera cuyas extremidades están esculpidas y poseen inscripciones. Toda una dinastía de Soferim (escribas) que venían de los Caraítas, se ocuparon de redactar libros sagrados o de reproducirlos en ella.

Al estar realizada en pergamino, material orgánico que tiende a mutar, la Torá absorbe mucha humedad y con el tiempo toma un color marrón. El tratamiento del cuero con cal lo convierte en un material alcalino (casi sin acidez), lo que la protege de los daños de la humedad. Especialmente para perpetuar cultura e historia, muchas comunidades utilizaron estos soportes materiales que le permitieran alcance y permanencia para superar la evanescencia del lenguaje oral.

A partir de su materialidad, la Torá es mensajera de la historia, documento que aporta información fundamental de su creación y su mantenimiento a través del tiempo. Al observarla se despliegan infinitos sentidos referidos a la obra sagrada y la religión judía. Pero además, a la solidaridad musulmana y a las acciones de preservación y rescate de los rodalíes de la comunidad Chalom.

 

La Torá en el Museo del Holocausto

Luego de la expulsión de los judíos de España (1492), la Torá expuesta en el museo se llevó a la comunidad Chalom (isla de Rodas). Una vez allí, esta comunidad salvaguardó este documento -de casi un metro de ancho escrito entre los siglos XIII y XV- de su destrucción durante el Holocausto. Más tarde, durante la década de 1980, la Torá llegó a la Argentina. Y en 2019 se cedió en comodato al Museo del Holocausto de Buenos Aires.

El rollo cerrado lleva una faja bordada y en su inscripción se encuentra el nombre sagrado de Dios. Comenta Marcelo Mindlin: “Cuando llegó se encontraba en dos cajas, una interna de acrílico y otra de madera forrada con terciopelo y fue una gran emoción abrirla.» Agrega: «Para el Museo, es un honor contar con la exhibición de la Torá en la muestra permanente ya que nos ayuda a seguir emprendiendo el camino de la educación y a continuar trabajando en nuestra misión central que es mantener viva la memoria de la Shoá.”

A pocos días del 75° aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz, jóvenes argentinos judíos y musulmanes se reunieron en el Museo. Se presentaron con el objetivo de dar un mensaje de unión y convivencia entre las religiones. El Museo del Holocausto de Buenos Aires se erigió como espacio ideal para este encuentro, ya que el fin del mismo es educar a las nuevas generaciones en el respeto y preservar la memoria de la Shoá.

“La pérdida de la Torá no era solo para los judíos, sino para toda la humanidad”, expresó Guido Edul, quien también es miembro del Instituto Islam para la Paz. También se presentaron Ezequiel Sporn y Gabriel Buznick (Congreso Judío Latinoamericano) y Ámal Kabalan (Instituto Islam para la paz).

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